Cuando Fiona Edwards ve al mochilero tomar resueltamente el camino que conduce a su posada, en una granja perdida en las montañas de Gales, se siente perpleja. Está acostumbrada a las visitas inesperadas, pero no a que éstas lleguen andando. El hombre con quien se encuentra al abrir la puerta es de mediana edad, va sin afeitar, está cubierto de sudor… y es irresistiblemente atractivo.
Alec Hudson es americano, y ha cargado con las cenizas – y el recuerdo – de su ex esposa desde Londres para cumplir con su último deseo.
Lo que ninguno de los dos sabe en ese momento es que sus vidas están a punto de cambiar para siempre.
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