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Cuentan que Fischer se desesperó al ver que la novela en cuestión tenía más de 900 páginas, cosa que le obligaría a publicarla en dos volúmenes, ¡lo cual le pareció todavía menos comercial que los cuentos! Por supuesto, Thomas Mann se negó a recortar una sola línea, y el resto ya es Historia de la Literatura Universal: más de 6 millones de ejemplares vendidos en alemán, traducciones a más de treinta lenguas. Cuando en 1929 le concedió a Thomas Mann el Premio Nobel de Literatura, la Academia sueca afirmó que era “principalmente por su gran novela, Los Buddenbrook, que ha conquistado un reconocimiento cada vez mayor como una de las grandes obras clásicas de la literatura contemporánea”. Se trata sin duda alguna de una de las obras más relevantes de la literatura del siglo XX.
La ciudad de Lübeck y su propia familia sirvieron de inspiración a Thomas Mann para escribir esta extraordinaria saga familiar que abarca cuatro generaciones y un espacio temporal entre 1835 y 1877. En ella no sólo traza un gigantesco fresco de una época y una sociedad, sino también hondo retrato de la naturaleza humana: ganadores y perdedores, valientes y cobardes, afortunados y miserables, ricos y pobres.
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