2 de marzo de 2008

"Lost" estrena su 4ª Temporada

Gente que alquila, compra o baja por internet capítulos o temporadas enteras y las ve y analiza solo o con amigos. Mujeres que dicen descuidar hasta las comidas de sus hijos. Reuniones maratónicas entre fanáticos, blogs, rumores, adicciones incondicionales. Todo eso despierta Lost, la serie cuya cuarta temporada comienza mañana a las 21 por AXN.
El programa, se sabe, cuenta la historia de un grupo de sobrevivientes de un accidente de avión que cae mientras va de Sydney a Los Angeles, que pulula por una isla con habitantes de intenciones misteriosas y en la que suceden eventos aparentemente sobrenaturales. Sí, la trama era y es complicada (cada vez más), pero cuando el show fue lanzado en setiembre de 2004, el consumidor era tratado con un poco más de respeto. Si la cadena ABC nos mantuvo al borde del sillón durante la primera temporada, el final de la segunda fue, simplemente, traicionero. ¿Para qué nos contaron historias aparentemente intrascendentes si el eje estaba en ése que aparece de última y su mujer preocupada por su ausencia?


La tercera temporada terminó con el acto redentor de darnos a conocer que sí había vida después de la isla por medio de flashforwards, saltos al futuro del tiempo-isla, además de frecuentes flashbacks que sirven más para complicar todo que para pintar personajes. Lo que vuelve el asunto mucho más interesante, claro. Hasta mañana... El primer episodio en cuestión, The Beginning of the End (el principio del fin), fue estrenado el 31 de enero en medio de la huelga de guionistas de Hollywood y conformaba el único estreno de ficción hasta ese momento. La industria estaba parada, y los rumores sobre la continuidad de la serie corrían con la misma velocidad que las teorías conspirativas de los fans. Apenas se sabía que había ocho envíos ya terminados. ¿Los rumores? Que serían quemados, que todo terminaría allí y demás exageraciones. La huelga pasó y se dio a conocer que de los 16 capítulos planeados se lanzarán 13. El resto de la historia será resuelto en las dos temporadas restantes hasta la finalización del show en 2010.


El continuará... del 2007 y esta huelga no hicieron más que agu dizar el síndrome de abstinencia. Y aunque la elogiable decisión del canal AXN de transmitir el comienzo de esta temporada apenas un mes más tarde, la necesidad de Lost es fuerte, internet tienta y esperar un febrero parece una eternidad. Yahoo! mantuvo la palabra "lost" en el top ten de las más buscadas durante varios días. Entonces, no había que esmerarse demasiado: click en el ítem y uno ya podía estar en las puertas para bajarlo en la madrugada del viernes (allá se emite el jueves) con subtítulos y en un archivo liviano que iba de los 100 a los 350 megas, en general. Muy tentador.Para el fan extremista, verlo por Canal 13, doblado y tardísimo es, directamente, inadmisible. Porque a diferencia de la trilogía opiácea que se completa con 24 y Prison Break, los detalles importantes parecen ser muchos.


Es la tendencia a ocultar del creador J.J. Abrams, obsesionado con el misterio, que hace posar la atención en cualquier cosa. Y hay que consumirlas todas bulímicamente. Incluso existen reuniones en las que un internauta/anfitrión con buen ancho de banda ofrece una función para sus amigos a los minutos de finalizada la descarga.The Beginning of the End no decepciona (eso queda para The Economist, el tercero), aunque no responde tampoco al entusiasmo de algunos críticos que lo ubicaron como entre lo más sobresaliente del programa hasta ahora. Por ejemplo, Entertainment Weekly dijo "ésta es la nueva Lost", comprendiendo el espíritu ya inasible de la serie, y la TV Guide dijo "valió la pena esperar". ¿Pero cómo hablar de este comienzo de temporada sin aguarlo? Apenas unas puntas: Hurley (Jorge García) ve gente muerta y gente que mete miedo; Ben (el gran Michael Emerson) atado y sometido es más perturbador que suelto; Locke (Terry O'Quinn) pasa de antipático a ¿tener razón?; Jack (Matthew Fox) deja, por fin, de ser más bueno que Facundo Arana; y llegan rescatistas sospechosos...
Fuente: Clarín

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