Hank (Ethan Hawke), el menor, tiene una hija, está divorciado y tiene serios problemas económicos. Él ahoga sus penas en un bar y está saliendo con una mujer... la esposa de su hermano.
Como no podía ser de otra manera, al astuto Andy se le ocurre un plan que resolverá sus problemas, y los de su hermano: robar una importante joyeria.
Pero cuando Andy finalmente le dice a Hank qué joyería robarán, éste se horroriza: se trata del negocio de sus propios padres. Hank tendría que entrar al negocio no bien la empleada abra, tomar las joyas y salir con el botín: los padres cobrarían el seguro, ellos venderían las joyas, y todos terminarían contentos.
Entonces aparece Charles, quien horrorizado, observa la situación: el robo del negocio y la agonía de su mujer. A medida que Charles va develando esta verdad, cruda, devastadora, increíble, la maldad reflota a la superficie del corazón de las personas que uno menos se imagina, los secretos comienzan a salir a la luz, y se enfrentan hermanos contra hermanos y padres contra hijos.
El film, dirigido por Sydney Lumet, se construye a base de actuaciones solidas, impecables rubros técnicos (donde destacan la fotografía oscura, pesimista, y la banda sonora) y de una estructura argumental que, si bien por momentos puede llegar a resultar repetitiva, no hace otra cosa más que mostrar cómo la verdad qiue constituye a base de diversos puntos de vista.
Nuestra opinión: n n n n n
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