La Argentina del porvenir es la que está siempre por-venir, como un proyecto de aquella promesa que los padres de la patria y los abuelos inmigrantes nos legaron para que nosotros convirtiéramos sus sueños en realidad.
El solo hecho de habitar el territorio argentino nos confiere la suma de los derechos legales que otorga la Constitución Nacional. Derechos que con gusto tomamos, pero que, en el ejercicio de la espiritualidad cívica, también implican cumplimiento de normas y obligaciones que muchas veces los argentinos no respetamos. Sobre las garantías de la Constitución es que se convoca y se propone en este libro una consolidación del espíritu cívico de los argentinos para que, mediante la participación de todos los ciudadanos, podamos afianzar la democracia, las instituciones republicanas y, al mismo tiempo, construir la Nación que aún nos debemos. A ese espíritu cívico es al que necesitamos apelar cuando, por lo general, caemos en el olvido y despreciamos nuestra historia, nuestros símbolos, nuestros próceres y prevalece, sobre todas las cosas, nuestra baja identificación con la argentinidad. Aquello que el espíritu cívico busca desplegar en nosotros no es otra cosa que el orgullo, el entusiasmo, la inspiración y la alegría de ser argentinos.
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