2 de julio de 2008

Finalizó la 4ta Temporada de LOST

Entre los ávidos consumidores de series no hay proclama más fácilmente desestimada por soberbia que afirmar que uno sabe de qué se trata Lost , que conoce cada una de las vueltas de tuerca de su argumento anárquico, que tiene claras las alusiones del programa a la obra de Philip K. Dick, la teoría de juego o al Evangelio de Juan.

Lost , que concluyó anoche su cuarta temporada por el canal de cable AXN -si no desea enterarse de lo ocurrido allí no debe continuar leyendo esta página-, nos niega la satisfacción de sentir que alguna vez seremos capaces de explicar a un comensal sentado al lado nuestro en una cena lo que realmente ocurre en la serie. Los buenos programas saben cómo confundir nuestras expectativas sobre ellos, pero Lost , sobre un grupo de sobrevivientes de un accidente aéreo en una isla paradisíaca en algún lugar del Pacífico, lleva las cosas bastante más allá, desestabilizando directamente la superficie sobre la que esas expectativas pueden construirse. Es una suerte de opio, y como todo los opiáceos, produce delirios masoquistas.

Esta cuarta temporada del ciclo quedó trunca debido a la huelga de guionistas, por lo que la serie debió acelerar el paso y llevarnos muy rápidamente al vértice de las revelaciones. Un flashforward (la más reciente de las maniobras temporales habituales en su narración) mostró que seis de los sobrevivientes, incluyendo a su líder, Jack (Matthew Fox), lograron volver a la civilización, no sin antes dar una versión casi enteramente ficticia de sus aventuras tropicales en una conferencia de prensa en una base militar. Lo que le ocurrió al resto de los náufragos en la isla aún no lo sabemos, pero sí que es tan malo como para que los sobrevivientes deban volver allí (ver recuadro).

En los capítulos finales de esta temporada, el programa encontró a un gran villano en Charles Widmore, malévolo capitán de la industria británico, que envió un buque lleno de mercenarios a la isla con la misión de matar a todos sus habitantes (los sobrevivientes y sus predecesores en ese territorio, llamados Los Otros) para así quedarse con el territorio y sus misteriosas propiedades sobrenaturales. Ben, el líder de Los Otros, persigue a Widmore, responsable de la muerte de su hija, y le advierte de lo que vendrá ahora que él ha cambiado "las reglas". Pero nadie sabe cuáles son las reglas. Así es el ciclo.

Porque todos los personajes que han encallado en la isla de Lost han perdido el rumbo y buscan algo muy difícil de encontrar, en su gran mayoría, redención por los pecados de sus padres: el de Jack era un alcohólico; el de Locke le robó un riñón; el de Sawyer mató a su madre y luego se suicidó; el padrastro de Kate abusaba de su madre, quien nunca dejó de defenderlo a costa de ella.

Y el programa se trata, en algún sentido al menos, de la terrible revelación de que toda búsqueda humana, ya sea de paz, conocimiento, sanación o mero lucro, es totalmente fútil. Y por eso uno de los temas más atrapantes de la serie es cómo cada uno de sus protagonistas es incapaz de combatir sus propias debilidades: en los flashforwards de sus nuevas vidas luego del accidente vemos cómo Jack volvió a la bebida, cómo Kate continúa viviendo una mentira y Hurley ha perdido la razón, reemplazándola por supersticiones. Al mismo tiempo, Sayid, un ex torturador del ejército iraquí, ha vengado la muerte de su esposa convirtiéndose en un asesino a sueldo y, con ello, ha perdido su oportunidad.

El nuevo villano, Charles Widmore, no quiere la isla para construir spas, sino para usufructuar sus propiedades místicas. ¿Pero cuáles son, exactamente? La isla puede curar el cáncer en algunas personas y la parálisis en otras, pero les niega a los residentes la capacidad de reproducirse.

Quizá la verdadera creencia de Lost sea, precisamente, que ningún sistema de creencias es perfecto y ningún tipo de espiritualidad, enteramente benigno. Los dioses dan y también destruyen. El conflicto entre razón y ciencia, tensión muy explícita encarnada en el personaje de John Locke (Terry O Quinn), un hombre pragmático que llega a la isla en silla de ruedas y cuya repentina recuperación lo convierte en converso ferviente.

Lo que ha intrigado sobremanera al espectador es que esta temporada pudo verse a Locke -sí, John Locke, como el filósofo- como un joven con impresionante talento para la ciencia, seguido con interés por la siempre oscura Corporación Mittelos y de niño sometido a un test similar al que se usa para buscar al próximo Dalai Lama por un experto de esa compañía que también es un miembro de Los Otros.

Y aquí es donde el espectador que quiera seguir las muchas referencias pop del programa para inferir respuestas a los grandes enigmas sólo recibirá como premio un gran dolor de cabeza. Es que Richard Alpert, el reclutador, tiene el mismo nombre que el psicólogo de los años 60 expulsado de Harvard por experimentar con LSD. Alpert luego se convirtió en el gurú Ram Dass (o sirviente de Dios) y, en el contexto del programa, puede significar que Alpert, el personaje, no es tan siniestro como parece o quienes viven para servir a un poder superior están cometiendo una terrible equivocación.

Luego del 11 de Septiembre y la invasión de Irak, la TV norteamericana ha sabido retratar la ansiedad prevaleciente de los Estados Unidos al desestimar las respuestas fáciles. En sus mejores ejemplos (Los Soprano y The Wire), esto implica demostrar cuán lejos de nuestro alcance están los finales felices. Lost no es tan refinado filosóficamente, pero sí ha sabido aprovechar el potencial de la incertidumbre y convertirlo en una adictiva constante.

Algunas respuestas y nuevas preguntas que dejó el final
Locke es el muerto. Después de toda una temporada de espera, finalmente se reveló que en el ataúd estaba John Locke. Lo que no se sabe es cómo murió ni qué pasará si regresa a la isla, como aseguró Ben.

Una cuestión de tiempo y espacio. Con el plan de mover la isla, Ben resolvió la intriga más recurrente de la serie: uno de los mecanismos que utilizaba la Iniciativa Dharma en la isla era manipular el tiempo y el espacio. Cómo lo logran y con qué fines todavía no se sabe.

¿Jack o Sawyer? En este tema en particular, el final de la cuarta temporada no resolvió nada. Apenas que Kate está enamorada de Jack, al punto de comprometerse con él, pero que no está dispuesta a renunciar al pedido que le hizo Sawyer al oído. Qué le dijo, nadie lo sabe.

Los seis que volvieron. La lista oficial de sobrevivientes del vuelo Oceanic se completó finalmente: Jack, Kate, Sun, Sayid, Hurley y Aaron. De los otros nada se sabe luego de que la isla, aparentemente, se movió. ¿Adónde se fue? ¿Adónde se fueron?

El secreto del villano. Charles Widmore fue dueño de la isla y quiere recuperarla. ¿Cuándo, por qué y cómo? Habrá que esperar.


Fuente: Diario La Nación

No hay comentarios.: