Karl Malden (1912-2009)

Lo primero que llamaba la atención era su prominente nariz. "Es un detalle físico único en Hollywood, que me habilitaba a estacionar en todos los espacios reservados para las personas discapacitadas", bromeó más de una vez.

Pero más allá de esa característica, que le permitía reírse de sí mismo, Karl Malden fue una figura que con pleno derecho adquirió ribetes de leyenda viva en el mundo del cine. Ayer, tres años antes de celebrar su centenario, Malden falleció por causas naturales en su hogar de Brentwood (Los Angeles).

Nació en Chicago el 22 de marzo de 1912 como Mladen Sekulovich, de padre serbio y madre checa. Creció en Gary (Indiana), el suelo natal de Michael Jackson, donde trabajó en las minas de acero, hasta que decidió cambiar ese empleo por los estudios de actuación. "Mi padre me dijo que estaba loco, porque me quedaba sin trabajo en plena Gran Depresión. Gracias a Dios, mi madre me ayudó", dijo en 2004, al recibir el premio a la trayectoria del Screen Actors Guild, el sindicato de actores de Hollywood.

Malden fue el perfecto actor de reparto gracias a su intensidad interpretativa y al modo meticuloso con el que preparaba siempre cada papel. Tras descubrirlo en el teatro, Elia Kazan lo sumó a dos de sus films más celebrados, ambos junto a Marlon Brando: Un tranvía llamado deseo (que le dio el Oscar al mejor actor de reparto) y Nido de ratas. Allí obtuvo una segunda nominación.

La carrera de Malden fue pródiga en éxitos y reconocimientos. Se destacó en Patton , El fantasma de la Rue Morgue , El ocaso de los cheyennes , Forja de valientes y Adiós ilusiones , entre casi 50 títulos que sacaron provecho de su talento para lucirse y hacer lucir a los personajes protagónicos. Fue el padre de la adolescente sexualmente explotada en Baby Doll , una de las películas más controvertidas de su tiempo, y el teniente Mike Stone (el papel más popular de su larguísima carrera), que acompañaba al joven Michael Douglas en la serie televisiva Las calles de San Francisco . También presidió la Academia de Hollywood, entre 1989 y 1992.

Por Marcelo Stiletano para La Nación