En la época de la Depresión, nadie podía parar a John Dillinger y su banda. Ninguna prisión podía retenerlo. Su encanto y sus audaces escapadas de la cárcel, le hicieron ganar el cariño de todos: desde su novia Billie Frechette hasta el público americano, que no tenía simpatía alguna hacia los bancos que habían llevado al país a la una de las peores crisis financiaras vividas en Estados Unidos.
Pero mientras las aventuras de la banda de Dillinger entusiasmaban a muchos, a J. Edgar Hoover se le ocurrió la idea de explotar la captura del bandido como una forma de elevar su bureau de investigación hacia la fuerza policial nacional, el que luego se convertiría en el FBI. Él hizo de Dillinger el “enemigo público número uno del país” y puso al frente de su captura a Melvin Purvis.
Sin embargo, Dillinger y su banda eran más listos y tenían más armas que los hombres de Purvis. Sólo después de importar un grupo de ex representantes de la ley (recién bautizados como agentes) y de orquestar traiciones épicas, pudieron acercarse a Dillinger…
Nuestra opinión: n n n n n
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