Es innegable la sutileza con la que esta producción fue realizada, pero la cantidad de tiempo muertos hacen presuponer que Severine y Husson no tenían mucho más para contar. De hecho, ambos sólo comparten escena por dieciséis minutos, donde apenas aprovechan a recriminarse asuntos con fecha de vencimiento hace cuatro décadas.
Las vistas panorámicas de la Ciudad Luz acompañadas de piezas instrumentales no alcanzan para sostener el relato. Incluso la puesta en escena, sobre todotas que acontecen en el bar, tienen grandes errores, algo que no puede ser ignorada en este autoproclamado homenaje a Buñuel.
Nuestra opinión: n n n n n
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