18 de marzo de 2010

Están todos bien

Frank Goode (Robert De Niro) se ha pasado la vida dedicado de lleno a su trabajo en una fábrica de cables telefónicos para poder mantener a su familia. Ahora que se ha jubilado, se da cuenta del poco tiempo que pasó con sus cuatro hijos y siente que es hora de volver a estrechar su relación con ellos. Siendo viudo, y ante la falta de interés de sus hijos en regresar a la casa paterna, es él quien decide tomar la iniciativa y visitarlos uno por uno.

David, ‘el artista de la familia’, vive en la ciudad de Nueva York. Any, es gerente de publicidad de una empresa en Chicago. Robert es el director de la orquesta de Denver y Rosie es bailarina en un espectáculo en Las Vegas. Con lo inesperado de su viaje, Frank no tardará en descubrir que sus hijos no son tan felices ni tan exitosos como solía contarle su esposa: “Están todos bien”.

Este bienvenido regreso de De Niro al drama está basado en la película italiana de 1990 “Stanno Tutti Bene”, escrita y dirigida originalmente por Giuseppe Tornatore. El film es un agridulce retrato del desapego que sufre este viudo por parte de sus egocéntricos hijos (los correctos Kate Beckinsale, Sam Rockwell y Drew Barrymore) y del creíble vínculo de complicidad entre Frank y su único nieto. “La vida cambia, la gente cambia” dice un anciano en parte de la historia, aludiendo al hecho de que para ver a su propia familia debe sacar turno como para ir a un médico.
“Están todos bien” es emoción en estado puro.

Nuestra opinión: n n n n n

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