Después de incendiar una casa y ser detenida por la policía, Kristen es internada en un hospital psiquiátrico. Está completamente desorientada, sin saber cómo llegó a ese lugar y sin poder recordar nada de los días previos a su internación.
Rodeada de otras chicas con diversas patologías, sus cuatro nuevas compañeras de pabellón son tan problemáticas y poseen tan pocas respuestas a sus preguntas que Kristen decide descubrir por qué la tienen allí encerrada.
El hospicio está repleto de secretos, ruidos inexplicables, presencias sobrenaturales… Claramente, no están solas.
Desde el momento en que intentan escapar, una por una las chicas empiezan a desaparecer sin dejar rastro haciendo que los tiempos para que Kristen pueda ser libre se acorten.
John Carpenter se preocupó por ser fiel a la ambientación de la década del sesenta para entregar un thriller old fashioned, pero debería pensar en actualizar un poco su estilo de asustar: la platea actual no vibra ni salta de las butacas con los mismos recursos que lo hacian la generaciones anteriores al año 2000. El pobre desarrollo de los FX tampoco es de mucha ayuda. La única (y no del todo acertada) pieza en el camino por aggiornarse fue convocar a chicas con caras conocidas debido a sus roles en TV (Lyndsy Fonseca de “Nikita” tiene una gran presencia y un futuro artístico prometedor) o pequeñas participaciones en cine independiente (Mamie Gummer, hija de Meryl Strepp). Que el protagónico haya recaído sobre la deslucida Amber Heard es sólo por una cuestión estética.
Para evitar conocer detalles del final, mejor deje de leer acá. Si en un principio uno pretende destacar el intento de hacer una película de terror sin apelar a la remake clásica, toda originalidad de evapora cuando descubrimos que calcaron el desarrollo y la resolución de “Identidad”, aquel filme protagonizado hace algunos años por John Cusack.
Nuestra opinión: Regular
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