Javier Gross (Peto Menahem) es un guionista de cine neurótico, frío, aislado de sus emociones: algo así como un Woody Allen vernáculo y de producción nacional. Odia a su madre (Mirta Busnelli) y sus planteos, la culpa de progenitora judía que intenta generar en él. Está en pareja con Lucía (Malena Solda), aunque ella lo engañe con el vecino y él, cornudo conciente, prefiera seguir adelante con la relación. Mientras somos testigos de la destrucción de la pareja, de sus intentos por acercarse a Laura (Florencia Peña) y del progreso de su trabajo mediante secuencias que grafican sus ideas para un próximo filme (Luis Luque y Valeria Llois tienen algunos de los fragmentos más desopilantes), Gross va descendiendo aún más hasta llegar a un abismo del que tal vez no haya regreso.
Nuestra opinión: Buena
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