10 de junio de 2010

Cartas a Julieta

Sophie es una aspirante a escritora del famoso New Yorker y está comprometida con el chef Víctor. En un viaje de negocios que aprovecharán para anticipar cómo sería su futura luna de miel, la pareja se traslada a Verona. Las largas horas de trabajo de él llevan a Sophie a aventurarse sola por las típicas callecitas de la Toscana hasta toparse con la casa de los Cappello, una residencia que podría haber sido la inspiración para los personajes de William Shakespeare. Construida en el siglo XIII, con su famoso balcón aún en pie, una estatua de bronce de Julieta está allí para delicia de las mujeres enamoradas. Se dice que tocar el pecho izquierdo de la estatua trae buena suerte en el amor y son muchos los que escriben cartas que colocan en los muros del patio pidiendo consejo a Julieta.

Aproximadamente ocho mil cartas por año llegan hasta esta casa de Verona en donde un grupo de mujeres voluntarias (“las secretarias“) se encargan de responder una por una. Entre tantos recuerdos, Sophie descubre una carta escrita por Claire Smith fechada hace 50 años. La ahora anciana estaba en busca de un italiano del que se había enamorado en su adolescencia. Al responderla, Sophie inspira a Claire a viajar a Italia, acompañada de su nieto, en busca de su amor perdido.

El amor flota sobre Verona y la dúctil Amanda Seyfried vuelve a encabezar una propuesta romántica, ya sin miedo a convertirse en la figura central y convocante de la película. El encanto, desparpajo y ruidoso entorno italiano también aportan lo suyo a este relato que se vale, en parte, de la verdadera historia de amor de dos de sus protagonistas: el matrimonio conformado por Vanessa Redgrave y Franco Nero, quienes potencian el perfil híper romántico del film. Completa el elenco Gael García Bernal en una actuación pobre, acelerada y demasiado recostado sobre su fama de galán latino.

Nuestra opinión: n n n n n



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