15 de febrero de 2010

La caída de Illia

El golpe de estado cívico militar que el 28 de junio de 1966 destituyó al presidente Arturo Illia no fue un acontecimiento inesperado. Por el contrario, gran parte de la población aprobó el fin de un gradual proceso de transición a la democracia iniciado en 1963 y recibió con esperanza la llegada al poder del general Juan Carlos Onganía. La “mano dura” – que importantes sectores de la población con pertinaz olvido siempre demandan – tenía, una vez más, su nociva oportunidad.

Frente a la fragilidad, limitaciones y precariedad del sistema político argentino, los semanarios de actualidad fueron verdaderos protagonistas de un cambio político que se cristalizaba, alternativamente, en elecciones y golpes de estado.
La prensa escrita en general y en especial Primera Plana y Confirmado, creados por Jacobo Timerman y Todo, fundada por Bernardo Neustadt, contribuyeron a generar un clima de opinión favorable a la ruptura institucional. A la vez que informaban, los medios de prensa legitimaban las instancias de una conspiración en la que confluían militares, gerentes de empresas nacionales y extranjeras, tecnócratas de universidades privadas, dirigentes políticos y jerarcas sindicales que, en inestable coalición, se preparaban para tomar por asalto al estado.

Taroncher revela, mediante una reconstrucción del conflictivo escenario histórico y un análisis de los principales editoriales políticos de tres periodistas claves – Mariano Grondona, Bernardo Neustadt y Mariano Montemayor – el entramado de las argumentaciones que funcionaron como el “sentido común” golpista.

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