Arthur Bishop es un mecánico, alias en el argot de los mafiosos para definir a los asesinos a sueldo. Siempre se caracterizó por trabajar en solitario, pero luego de una misión que lo afecta en lo personal, decide tomar bajo su custodia a un aprendiz a quien le transmitirá todos sus conocimientos. Juntos conformarán un equipo aún más letal, pero las cosas no saldrán según el plan preestablecido y ambos deberán ser eliminados.
Esta remake dirigida por Simon West, el mismo de la primera entrega de Tomb Raider, Con Air y La hija del general, es una típica película pensada para hacer lucir a Jason Statham: misiones arriesgadas, escapes a toda velocidad, saltos imposibles, combates cuerpo a cuerpo y cientos de disparos. La buena química que se genera entre maestro y aprendiz (Ben Foster) y el trabajo de fotografía de Eric Schmidt son dignos de mencionar.
Nuestra opinión: Buena
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