Una tarde cualquiera de los años noventa, Ernesto Marroné, exitoso ejecutivo del conglomerado empresarial Tamerlán e hijos, regresa a su casa de country para descubrir, en la habitación de su hijo adolescente, el póster del Che Guevara. En ese momento sabe que la hora de decirlo todo acerca de su pasado guerrillero ha llegado.
Porque la imagen de ese hombre de melena leonina y mirada acerada lo ha devuelto al verano de fines del setenta y cinco, cuando su intento de mediar en la liberación del presidente de la empresa, el señor Fausto Tamerlán, secuestrado por la organización Montoneros, lo lleva, tras una cadena de fatalidades y malentendidos a convertirse en jefe de columna de la misma organización guerrillera
Porque la imagen de ese hombre de melena leonina y mirada acerada lo ha devuelto al verano de fines del setenta y cinco, cuando su intento de mediar en la liberación del presidente de la empresa, el señor Fausto Tamerlán, secuestrado por la organización Montoneros, lo lleva, tras una cadena de fatalidades y malentendidos a convertirse en jefe de columna de la misma organización guerrillera
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