Nick Hume (Kevin Bacon) es un hombre normal y corriente con una vida cómoda y estable. Casado con Helen y padre de dos adolescentes, Brendan y Lucas. Pero un día, su vida perfecta termina. Cuando lleva a su hijo mayor de regreso a casa tras un partido de hockey, se detiene en una gasolinera. En ese momento, una pandilla entra en la tienda, mas no se trata del típico atraco sino de un rito de iniciación para Joe, el hermano del inescrupuloso líder de la banda.
Hume es testigo de la muerte de su hijo y transformado por el dolor llegará a la perturbadora conclusión de que no hay límites a la hora de vengar a su familia.
Dirigida por James Wan, responsable de la primera entrega de la ya desvirtuada “El juego del miedo”, esta cinta llega con un retraso de más de un año y medio con respecto a su estreno norteamericano. Exponiendo innecesarias cuestiones de mal gusto, como expresar en el guión “capaz no lo veamos nunca más” en relación al posible viaje de su hijo a Canadá con la promesa de convertirse en un reconocido jugador de hockey, segundos antes de que el mismo sea degollado en medio de un violento ataque a la estación de servicio; tal vez una de las explicaciones posibles en referencia a lo chocante que resulta este film es la innumerable cantidad de casos similares que se vivieron en Argentina en los últimos tiempos.
La fragilidad del sistema judicial que por un homicidio, y ante la falta de pruebas materiales, sólo pueden ofrecer una condena de 3 a 5 años, y el modo en que una familia queda destrozada por la barbarie ajena de aquellos inadaptados que jamás debería haber salido de prisión, son los que generan que ante esta impunidad la cordura estalle y un padre devastado decida hacer justicia por mano propia. Pero promediando el relato, “Sentencia de muerte” yerra el camino y toma senderos poco aconsejables, transformándose en la lucha de un improbable superhombre en contra de todos los neo-gángsters de la ciudad.
Completan el elenco Kelly Preston, John Goodman y Aisha Tyler.
Nuestra opinión: n n n n n
Hume es testigo de la muerte de su hijo y transformado por el dolor llegará a la perturbadora conclusión de que no hay límites a la hora de vengar a su familia.
Dirigida por James Wan, responsable de la primera entrega de la ya desvirtuada “El juego del miedo”, esta cinta llega con un retraso de más de un año y medio con respecto a su estreno norteamericano. Exponiendo innecesarias cuestiones de mal gusto, como expresar en el guión “capaz no lo veamos nunca más” en relación al posible viaje de su hijo a Canadá con la promesa de convertirse en un reconocido jugador de hockey, segundos antes de que el mismo sea degollado en medio de un violento ataque a la estación de servicio; tal vez una de las explicaciones posibles en referencia a lo chocante que resulta este film es la innumerable cantidad de casos similares que se vivieron en Argentina en los últimos tiempos.
La fragilidad del sistema judicial que por un homicidio, y ante la falta de pruebas materiales, sólo pueden ofrecer una condena de 3 a 5 años, y el modo en que una familia queda destrozada por la barbarie ajena de aquellos inadaptados que jamás debería haber salido de prisión, son los que generan que ante esta impunidad la cordura estalle y un padre devastado decida hacer justicia por mano propia. Pero promediando el relato, “Sentencia de muerte” yerra el camino y toma senderos poco aconsejables, transformándose en la lucha de un improbable superhombre en contra de todos los neo-gángsters de la ciudad.
Completan el elenco Kelly Preston, John Goodman y Aisha Tyler.
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