El marchante belga Stan Lauryssens ganó millones en el mundo del arte contemporáneo, aunque sólo vendió un nombre: Salvador Dalí.
Gracias a su trabajo, Lauryssens descubrió el mundo de las falsificaciones. Al final, sus obligaciones profesionales lo llevaron a acabar como vecino del pintor de Figueres y a huir de la INTERPOL. Este libro, que cuenta sus divertidísimas memorias, se está adaptando para el cine con Al Pacino en el papel del famoso artista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario