Desde siempre, Bernardo y Elsa tuvieron que ingeniárselas para ver de noche. Antes, los faroles a gas iluminaban su casa en Lonco Vaca, en la árida línea sur de Río Negro. Pero la dificultad para recargar las garrafas los obligó a pasarse a la lámpara de kerosén, que compraban a unos largos 50 km. de su casa, si es que no se había terminado cuando llegaban.
Luego de relevar la zona, el área de Desarrollo Rural incursionó en un nuevo eje de trabajo instalando paneles solares en cuatro casas. En articulación con el Taller de Electricidad del CEI San Ignacio, quince alumnos y el equipo técnico recorrieron 450 km. desde Junín de los Andes para llegar a esta zona árida y aislada, con casas de adobe y pequeños crianceros de chivas y ovejas, que viven de vender la lana que esquilan.
En dos viajes distintos de tres días, realizaron la instalación completa en las cuatro casas: amuraron los paneles, instalaron el regulador, el cableado y las 4 lamparitas con ficha. Lejos del asistencialismo y fomentando un desarrollo digno las familias deben devolver en cuotas la mitad del costo de instalación. Así, con el fondo se podrán hacer dos instalaciones más.
Con el apoyo de la Fundación Mapfre, la iluminación domiciliaria fue un cambio importante para Bernardo, Elsa, Chiquitín, Cati, Maxi, Cacho, Daniel, Mariana y sus familias. Queta Garat, Directora de Desarrollo Rural, se entusiasma: “Si el uso de los paneles perdura en el tiempo, con el cuidado y mantenimiento correspondiente, la idea es, además de sumar nuevas familias que lo están solicitando, utilizar la energía solar para incorporar mejoras en la producción de estas familias”.
Entrá a www.cruzadapatagonica.org
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