Iniciar una escuela es todo un desafío, y tanto el equipo docente como los chicos lo encararon con mucho entusiasmo. Todo estaba por hacerse: desde delimitar el lugar de la futura huerta hasta alambrarla y comenzar a plantar, desde buscar recursos para un galpón de producción hasta conseguir los conejos reproductores, desde fabricar las colmenas hasta buscar los núcleos de abejas. Y lo hicieron pensando que muchos alumnos durante muchos años continuarán su trabajo.
Iniciar una escuela, y en el siglo veintiuno, es un desafío doble. “El aumento de las comunicaciones cambió todo -comenta Sergio Rumene, Director del Área de Educación-. La idea de inclusión viene desde hace tiempo en el área educativa, pero lo que antes comprendía a unos sectores o lugares hoy abarca a todos. Por eso trabajamos muy fuerte en la interculturalidad, no homogeneizando sino viviendo con las diferencias, buscando la igualdad social pero respetando la diversidad cultural”.
En el 2009, una nueva camada duplicará la cantidad de alumnos. Ocho de ellos, del paraje Cushamen, se albergarán en la escuela, completando el cupo de doce varones hasta conseguir los recursos para construir una residencia estudiantil para varones y una para mujeres, posibilitando a los jóvenes de los parajes más alejados acceder al secundario.
Lo más importante, siempre, son los chicos. Evelyn, Ingeniera Agrónoma y profesora, lo sintetizó: “Aprendí, entre otras cosas, que enseñar es mucho más que transmitir conocimientos. El objetivo es trabajar y dar lo mejor de nosotros para generar más y mejores oportunidades para nuestros chicos”.
Entrá a www.cruzadapatagonica.org
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