Durante los días previos al estallido de la Primera Guerra Mundial, el caballo Joey es vendido a una humilde familia de agricultores ingleses. Albert, el hijo del matrimonio, decide entrenarlo y, cuando la necesidad apremia, utilizar al equino para labrar la tierra. Sin embargo, el advenimiento del conflicto armado hará que Joey pase a formar parte de las filas del ejército británico en la contienda contra Alemania. A lo largo de los años, Joey irá involucrándose con diversas personas y la guerra será vista desde su perspectiva, con la intención final de reencontrarse con su verdadero amo y fiel amigo, Albert.
El nuevo filme de Steven Spielberg (el segundo de este año tras el estreno de su versión de Tintín) está basado en el libro “War Horse”, un clásico de la literatura juvenil que luego fue adaptado en una versión teatral. En la transposición cinematográfica, el resultado podría haber sido muy distinto si el material hubiera ido a para a las manos de otro director, menos avezado y arriesgado que Spielberg. Toda una apuesta implica el hecho de tomar como figura rutilante y casi excluyente a un caballo a lo largo de más de 140 minutos de metraje. Si bien por momentos el relato parece perder su rumbo, de a poco el realizador nos va indicando el camino correcto hacia el tan ansiado y demorado final. La secuencia que tiene lugar en plena batalla, donde Joey queda atrapado entre los alambrados de las barricadas, es desgarradora y perfecta a la vez.
Nuestra opinión: Buena
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