Philippe es director de correos y está casado con Julie, quien con su carácter depresivo le hace la vida imposible. Para hacerla feliz, Philippe comete una estafa para ser trasladado a las oficinas de la Costa Azul. Pero el engaño es descubierto y termina siendo trasladado a Berges, un pueblo al norte de Francia. “Algo habrás hecho, porque los mejores se quedan en el sur”, le dice su mujer cuando él intente venderle los privilegios de su nuevo trabajo.
Para esta pareja de prejuiciosos, el norte es terrible, un lugar helado, lleno de gente rústica, que hablan de manera incomprensible. Tan al norte debe mudarse, que ni siquiera la policía tiene el coraje de multarlo por circular a sólo cincuenta kilómetros por hora en la ruta. Sin embargo, Philippe –quien viajó solo a esta aventura- descubrirá un lugar fantástico, unos compañeros amables, gente simpática y un amigo: Antoine, el cartero y encargado del campanario. Para simplificarse la vida, y contentar a Julie, Philippe le hará creer que efectivamente su estadía en el norte es un infierno, lo que en realidad es una confortable mentira.
Ya desde la presentación el espectador sabe que se divertirá durante los cien minutos del film, el más exitoso de la última temporada francesa, visto por más de veinte millones de personas sólo en su país de origen. No todos los gags son efectivos (como la poco original confusión debido al cerrado acento boreal), pero la mayoría cumple su cometido.
Nuestra opinión: n n n n n
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