Tomando como punto de partida la tesis de Hannah Arendt que afirma que todo racismo tiene en su base el antisemitismo, Élisabeth Roudinesco traza una historia general del odio al judío, concebido como chivo expiatorio de los males sociales, primero en las sociedades teocráticas y luego en las sociedades civiles surgidas de la Ilustración, cuando los movimientos antirrevolucionarios convierten el racismo en argumento político que legitima la destrucción física del elemento "corruptor".
La politización del antisemitismo, unida a la perversión de la ciencia (la filología, que inventa los grupos imaginarios de arios y semitas; la antropología, que inventa las razas y su desigualdad; la biología, que inventa la fantasía eugenésica), permitirá la industrialización de la muerte en los campos de exterminio nazis.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario