En esta biografía de la cantante y artista plástica chilena Violeta Parra, el director Andrés Wood relata de forma poética el costado social, familiar y musical de Parra, sin involucrarse demasiado con la veta política de la historia.
Desde su dura infancia hasta su no más holgada adultez, todo lo retratado está basado en el libro escrito por Ángel Parra.
Con un relato fragmentado que requiere mucha atención por parte de espectador, descubrimos que el único legado material de su padre fue una guitarra vieja “repleta de cantos de pájaros” y que con ella aprendió a cantar mirando a sus mayores, no como se hace ahora con profesores que enseñan a vocalizar y colocar la voz.
Mujer fuerte, de temple duro y avasallante, la muerte de uno de sus hijos, la invitación del gobierno de Polonia para presentarse en un festival de la canción y sus dos años en Europa, nos permiten vislumbrar la personalidad de Parra. Su historia estuvo marcada por la muerte, hasta su suicidio a la edad de cincuenta años.
Con una cuidada factura técnica y una destacada dirección musical, la entrega en cuerpo y alma que hizo la actriz Francisca Gavilán al personaje (incluso interpreta las canciones ella misma sin necesidad de recurrir a un playback) marca el nivel de respeto y homenaje para con una representante de Chile a nivel mundial.
Nuestra opinión: Muy Buena
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