Gloria Stuart, la actriz que con su rol de Rose en la película Titanic , de James Cameron, revitalizó una carrera que había comenzado seis décadas atrás, y que le valió, a los 87 años, una nominación para el Oscar, murió el domingo en su casa de Los Angeles, casi tres meses después de haber cumplido 100 años.
Según declaró su hija Sylvia Thompson, su madre padecía cáncer de pulmón desde varios años atrás.
La actriz, que dio sus primeros pasos en el cine en 1932, con El caserón de las sombras, y siguió con Un beso ante el espejo, El hombre invisible y 36 Hours to Kill, mantuvo cierta continuidad, especialmente en el género del terror, hasta mediados de los ‘40.
A partir de entonces, permaneció al margen de los estudios de filmación, con escasas excepciones en la década del ‘80 (Mi año favorito, en la que juega apenas una escena, con Peter O’Toole, y Wildcats), además de algunas participaciones en la televisión de su país.
Hasta que, en 1997, James Cameron la convocó para su exitosa Titanic. Allí, en el papel de una sobreviviente centenaria del hundimiento, personaje que en su juventud es abordado por Kate Winslet, Stuart narraba la historia, y establecía un puente entre pasado y presente.
“Me eligió a mí porque soy una de las pocas actrices de mi generación que estoy aún presentable, que no soy alcohólica ni reumática”, declaró la actriz, tiempo atrás, en una entrevista publicada por The New York Times.
Fuente: Diario Clarín
Según declaró su hija Sylvia Thompson, su madre padecía cáncer de pulmón desde varios años atrás.
La actriz, que dio sus primeros pasos en el cine en 1932, con El caserón de las sombras, y siguió con Un beso ante el espejo, El hombre invisible y 36 Hours to Kill, mantuvo cierta continuidad, especialmente en el género del terror, hasta mediados de los ‘40.
A partir de entonces, permaneció al margen de los estudios de filmación, con escasas excepciones en la década del ‘80 (Mi año favorito, en la que juega apenas una escena, con Peter O’Toole, y Wildcats), además de algunas participaciones en la televisión de su país.
Hasta que, en 1997, James Cameron la convocó para su exitosa Titanic. Allí, en el papel de una sobreviviente centenaria del hundimiento, personaje que en su juventud es abordado por Kate Winslet, Stuart narraba la historia, y establecía un puente entre pasado y presente.
“Me eligió a mí porque soy una de las pocas actrices de mi generación que estoy aún presentable, que no soy alcohólica ni reumática”, declaró la actriz, tiempo atrás, en una entrevista publicada por The New York Times.
Fuente: Diario Clarín
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