17 de febrero de 2011

El cisne negro

Una ficticia compañía de ballet de la ciudad de Nueva York se encuentra en pleno proceso de selección del staff encargado de llevar a cabo una nueva puesta, adaptada a los tiempos que corren y con mínimas variaciones coreográficas, del clásico “El lago de los cisnes”. Nina es una bailarina que dedica el ciento por ciento de su día a entrenarse y perfeccionarse, llegando al límite de lo tolerable. Con una madre sobreprotectora y abusiva (que otrora dejara su carrera profesional en la danza para criar a su hija), Nina es seleccionada para las audiciones que Thomas Leroy -el director de la obra- tomará en persona.

El rol protagónico requiere de una bailarina que pueda interpretar tanto al Cisne Blanco, con la inocencia y gracia que Nina desborda, y al Cisne Negro, la representación de la astucia y la sensualidad. Es aquí donde entrará Lily, su principal rival a la hora de definir quien de ellas dos será la nueva figura central de la compañía. El compromiso con el papel, el entrenamiento las exigencias para ser las dos caras de la misma moneda harán que Nina pronto pierda la conciencia entre lo que verdaderamente sucede a su alredor y lo que su mente comienza a crear.

Tras reposicionar a Mickey Rourke en el mundo hollywoodense, el director de “Réquiem para un sueño” y “La fuente de la vida” vuelve a entregarnos un relato plagado de contradicciones personales, de escenas perturbadoras mental y físicamente hablando (la metamorfosis de Natalie Portman en un cisne es maravillosa). El trío conformado por Portman (quien tiene todas las fichas puestas en la próxima entrega de los Oscars), el francés Vincent Cassel y la atractiva Mila Kunis es explosivo. Hasta el final uno no sabe, aunque intuye que nada bueno será de la partida, cómo se revelarán estos personajes.

Nuestra opinión: n n n n n


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