No hubo vallas, ni policías, ni despliegue de producción. Hubo una necesidad, una buena idea y una danza elegida para celebrar una despedida. A cinco días de la muerte de Jorge Guinzburg, sus fans organizaron algo así como el ritual del adiós a cielo abierto: pusieron el cuerpo -básicamente el alma- en el baile que el conductor lideraba cada mediodía en sus Mañanas informales (Canal 13). Justo en el día en que su programa iba a comenzar su cuarta temporada -aún con fecha incierta-, ayer a las 12 hubo pogo en el Obelisco. Hubo dolor, disfrazado de alegría.
La convocatoria comenzó a circular por internet en la noche del jueves, con un mail que iba tejiendo una cadena a fuerza de reconocimiento: "Nunca vamos a olvidar lo informal que nos hiciste ver las mañanas... El lunes 17, todos al Obelisco para decirle chauuu a un grande, simplemente chauuu a un amigo".
A las 11.30 de ayer, cuando todavía no había llegado ninguna de las cámaras que luego sí registraron la ceremonia popular, un chico con bermudas de jean, musculosa naranja y un auricular clavado en la sien fijó el punto de encuentro. Se sentó de cara al Obelisco -aprovechando, de paso, los rayos de sol que todavía regala el verano-, esperando que "comience a caer la gente. El viernes escuché en la radio que se estaba armando esta movida y me vine. El petiso era un gigante que te hacía cagar de risa. Se merece una fiesta", entendió Guillermo Ferradías, el primero en llegar a
Si bien en
Fuente: Diario Clarín
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