Mucho más que una serie de aventuras
A la hora de buscar las razones del éxito mundial de Lost, se debe comenzar por lo que el ciclo hace mejor: contar una historia con tantos niveles de lectura como para satisfacer a aquellos que prefieren centrarse en una entretenidísima serie en la que un grupo de personas –que ya han tenido la suerte de salir ilesos de un accidente aéreo– trata de sobrevivir contra todo pronóstico en un ambiente hostil. Pero también deja contentos a aquellos a los que les gustan los enigmas, los toques fantásticos y la ficción metafísica, y a los espectadores que quieren saber cómo se resolverá el triángulo amoroso entre el bueno de Jack, el tránsfuga de Sawyer y la indecisa de Kate. A todos ellos, el vértigo de la trama los deja con ganas de más.
El salto adelante
Hasta el final de la tercera temporada, cada capítulo de la serie se estructuraba del mismo modo: a la aventura de la semana, en el presente, centrada en un náufrago en particular, se le sumaba un flashback que contaba aspectos de su vida previa fuera de la isla, que amplificaban y clarificaban sus comportamientos posteriores al público. Eso, hasta que el ciclo que se hizo famoso por consistir casi enteramente de vueltas de tuerca planteó la vuelta de tuerca con la que acabar con las vueltas de tuerca: revelar el final de la historia. Así, ya se sabe que un puñado de los sobrevivientes escaparán de la isla (entre ellos, Jack, Kate y por lo menos dos personas más). A partir de esta noche, entonces, habrá flashforwards en los que se contará qué fue de la vida de quienes lograron escapar, cómo lo hicieron y por qué Jack está decidido a volver a toda costa.
La comunidad
La mayor diferencia entre Lost y otras series de las llamadas de culto es el perfecto matrimonio entre su universo e Internet. Es decir, no es sólo que sus muchos fanáticos crean sitio tras sitio para discutir los enigmas y las trivialidades que plantea cada episodio (entre los mejores: www.lostpedia.com , www.lostzilla.net , www.lost-media.org ). Es que la trama requiere la acción de
Pero ¿cómo sigue?
Si bien los productores y guionistas Damon Lindelof y Carlton Cuse son los responsables de Lost, es J. J. Abrams –que luego dirigiría Misión imposible 3, idearía Cloverfield y, próximamente, pergeñará el regreso de Star Trek– el que parece haber decidido la suerte del programa. Es que el público norteamericano aún no había decidido si valía la pena el esfuerzo de ver un ciclo como éste, en el que es necesario ver cada uno de los episodios y en orden (algo inusual en
Caras nuevas
Salvo Matthew Fox, que interpreta a Jack, el médico altruista que termina convirtiéndose en el líder de los sobrevivientes (que era parte del elenco de Party of Five) y Dominic Monaghan (de El señor de los anillos, quien interpretaba a Charlie), ninguno de los actores que interpretan los personajes centrales de la serie era demasiado conocido. Es que las caras nuevas son una especialidad de los ciclos de Abrams, quien lanzó las carreras de Jennifer Garner (Alias) y Keri Russell (Felicity). Sin estrellas que se disputaran el candelero y que fueran inamovibles hasta el punto de condicionar la historia (ver punto 8), el elenco de Lost pudo concretar una de las principales necesidades de su historia: hacer verosímiles a sus respectivos personajes, gente común destinada a enfrentar acontecimientos extraordinarios. Y por el camino, claro, se hicieron estrellas.
Los números del Apocalipsis
Es uno de los enigmas más populares dentro de la serie –y un hobby de estudiantes de matemática en las universidades de todo el mundo–: ¿qué son los números? La progresión 4, 8, 15, 16, 23 y 42 fue la responsable de que Hurley ganara la grande (la fija, digamos, se la dio Dave, un amigo invisible del latino). Los mismos dígitos también conforman el código con el que volvía a cero el contador del que dependía la supervivencia de una de las estaciones subterráneas de
La conexión Bioy Casares
Una de las muchas teorías que se barajan a la hora de determinar qué es la isla (hay quienes dicen que ésa es la pregunta central) tiene que ver con La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares. La novela, es sabido, trata de un fugitivo que llega a una isla en el Pacífico, donde descubre una serie de construcciones abandonadas y, más tarde, misteriosos seres humanos a los que espía. La invención a la que alude el título del relato podría entonces ser la explicación de los raros fenómenos (¿proyecciones psíquicas?) que se suelen ver en la isla, desde osos polares hasta la cabaña en la que habita el misterioso Jacob (¿Morel?). Y esta temporada, entonces, los creadores de Lost darán un espaldarazo a esta teoría, haciendo figurar la novela de Bioy en uno de sus primeros capítulos.
Nadie tiene el puesto asegurado
En cada una de sus tres temporadas anteriores, Lost se ha encargado de refrendar con hechos la máxima de sus creadores de que la única protagonista que está a salvo es la historia. Y su elenco (los actores centrales, los secundarios y todos aquellos que forman parte del telón de fondo) lo ha sufrido en carne propia. Desde las sorprendentes partidas de Boone y, más tarde, de su hermana Shannon hasta las más previsibles de los tailies –aquellos sentados en la cola del avión– Ana Lucía y Libby y llegando, en el último final de temporada, al sacrificio de Charlie, atrapado en la estación submarina luego de alertar a Desmond de que los rescatistas no son quienes dicen ser, la serie sabe cómo romper las convenciones televisivas para crear mayor suspenso.
La cuenta regresiva sigue corriendo
A diferencia de lo que ocurrió con muchos ciclos exitosos que supieron convocar la atención de fanáticos alrededor del mundo y luego terminaron languideciendo en su intento por prolongar la racha –abandonando su premisa–, los productores de Lost decidieron fijar de antemano el final de su programa para la primavera (boreal) de 2010, al término de su sexta temporada. Esto, por supuesto, es un interesante mecanismo que agrega interés, ya que –de no mediar un acontecimiento imprevisto, como la huelga de guionistas resuelta recientemente– sólo quedan 45 capítulos (dos temporadas más de 16 episodios además de la que comenzará esta noche, reducida a 13), para descubrir, de una vez por todas, de qué se trata todo esto.
La caja misteriosa
No importa a cuál teoría se adscriba a la hora de razonar el principio que rige Lost. Sus creadores se asegurarán de que no se esté en lo correcto. No por nada una de las pocas veces en las que J. J. Abrams se refirió directamente al misterio central del ciclo lo hizo utilizando una de sus marcas registradas: la "caja misteriosa", que, al modo del McGuffin de Hitchcock, es menos un objeto que un recurso narrativo, en este caso un cubo de madera con un signo de interrogación en el frente que, en esencia, es una representación de la imaginación humana. Dentro de ella, le explicaba en un episodio el malévolo Ben al crédulo Locke, "está lo que más deseas", sea lo que esto sea. La realidad, según esta teoría, es modificada por nuestros deseos como lo es la isla. Lugar que quizá no sea más que una metáfora de lo que significa contar historias.
Nuevos personajes, nuevos enigmas
Intentar dar indicios de lo que puede esperarse en esta nueva temporada sin revelar más de la cuenta puede ser una tarea ímproba con un programa como Lost. Basta con anunciar que la proclamada misión de rescate llegará a la isla y con ellos, nuevos personajes, nuevos misterios y nuevas alianzas entre los sobrevivientes
Fuente: Diario
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