29 de abril de 2013

Palabras robadas

Es grato encontrarnos en la cartelera nacional con películas como “Palabras robadas”, a pesar de que lleguen con cierto retraso con respecto a su estreno original. 
El escritor Rory Jansen (Bradley Cooper) se convirtió en un best seller con la publicación de su primera novela, una historia de amor que atraviesa los peores dramas de una época plagada por los desastres sociales de la Segunda Guerra Mundial. Ese “pequeño librito”, como él mismo lo llama, no estaba predestinado a transformarse en semejante suceso, sin embargo ese es uno de los grandes misterios del mundillo editorial. Nunca se sabe lo que los lectores están ansiosos por encontrar. 
En pleno apogeo de su carrera como autor, Rory es contactado por un anciano (Jeremy Irons) quien dice conocer el gran secreto que esconde este novel escritor: el libro que le dio fama y fortuna es un plagio de un texto que él mismo escribió décadas atrás en París. 
A su vez, la historia del anciano, dentro de la historia de Rory forma parte de la historia que está narrando en una convención el famosísimo escritor Clay Hammond (Dennis Quaid), quien cuestionado por una estudiante de literatura (Olivia Wilde) irá revelando cuánto de todo lo que se nos cuenta es verdad y cuánto pura ficción. 

Estructurada en varias capas narrativas, a modo de historia dentro de la historia, es muy interesante el modo en que se ha decidido tratar el tema del plagio literario, a priori un tema poco cinematográfico. Es todo tan magnético y atrapante en este relato que uno desea descubrir la verdad tanto como los personajes. 
Desde Irons y Cooper, hasta Ben Barnes y Quaid, todos los actores cumplen a la perfección su rol dentro de este andamiaje complejo, de relato solapado y colectivo, que requiere de un espectador activo y predispuesto a comprometerse con lo que se nos está contando. 

Nuestra opinión: Muy Buena

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