El 30 de octubre de 1938, la compañía de radioteatro Mercury, dirigida por Orson Welles, asustó a la audiencia estadounidense al dramatizar con gran realismo la novela La guerra de los mundos, de H. G. Wells. La histeria colectiva que desencadenó es hoy comúnmente tomado como ejemplo del poder de los medios de comunicación de masas.
La adaptación del libro, que narra una invasión marciana sólo truncada por la poca resistencia de los alienígenas a las bacterias, presentaba flashes informativos que interrumpían un programa musical. Así, aparentes testigos oculares describían primero la caída de unos meteoritos sospechosos y, después, cómo éstos resultaban ser naves espaciales con tripulantes poco amigables.
En la introducción del programa se explicaba que era una dramatización; el segundo aviso llegó 40 minutos más tarde, después de que el locutor de la CBS, la cadena radial donde se emitía el espacio, muriese en la azotea de la emisora, víctima de gases malignos. Pero para esa altura del programa ya eran cientos los llamados telefónicos que recibían las autoridades policiales y las redacciones de Nueva York y Nueva Jersey, donde supuestamente ocurrían los hechos.
El pánico llevó a muchos a tomar medidas extremas, como fugarse de sus casas con lo puesto hacia terrenos abiertos para evitar los gases venenosos marcianos , o a esconderse en los sótanos, provistos de revólveres y toallas mojadas para proteger sus vías respiratorias. Los últimos 20 minutos del programa, de casi una hora de duración, fue un relato de cómo los invasores, después de un primer triunfo ante las tropas estadounidenses, iban pereciendo a causa de vulgares microorganismos. Ese relato lo hacía el astrónomo y profesor Richard Pearson, personaje central del radioteatro, al que le ponía voz el propio Welles.
Al día siguiente, ante las muestras de indignación por el engaño , Welles se disculpó públicamente. Muchas demandas fueron presentadas contra él y la radio, pero ninguna llegó a ser tenida en cuenta.
* Esta nota fue publicada en la edición de La Nación de hoy.
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