Ambos hombres se habían conocido muchos años atrás en el París de principios del siglo XX, cuando eran estudiantes de matemáticas y acudieron a un congreso en la capital francesa. Allí vivieron con intensidad la efervescencia de la ciudad, disfrutaron de las tabernas de Montmartre y del Moulin Rouge y se codearon con personajes como Pablo Picasso, a quien supieron insuflar la pasión por las matemáticas. Con los años, Mijaíl y Stéfanos volvieron a Grecia y sus caminos siguieron unidos por la amistad, el delirio por las ciencias y algunas relaciones peculiares con las mujeres. El inspector de policía que trata de esclarecer la muerte de Stéfanos se encontrará con un rompecabezas que mezcla problemas matemáticos que llevan siglos sin solución, extrañas relaciones sentimentales, un mafioso al acecho y el pacto de silencio que los pitagóricos hicieron en la antigua Grecia mil quinientos años atrás.
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