Stuntman Mike (Kurt Rusell) es un rebelde que sólo se siente completo cuando se encuentra tras el volante de su monumental auto a prueba de muerte. Juntos, el auto y Mike, se convierten en un arma letal: recorren las carreteras en busca de hermosas mujeres que se convierten en víctimas de su sed de sangre.
Esta quinta película de Quentin Tarantino, la segunda parte del proyecto Grindhouse del que ya vimos Planet Terror, es un tributo a algunas películas clásicas de persecución y de psicópatas en busca de carne fresca. Si bien el mismo director considera que este film es un slasher, incorpora otras influencias: “Los géneros están tan mezclados que se intercambian casi sin saber cómo en algún punto del metraje. Realmente hemos pasado de un estilo a otro”. Esta producción es verdaderamente diferente, pero en un sentido negativo. Un pequeño traspié en una breve pero excelente filmografía.
Nuestra opinión: n n n n n
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