No basta con tener un hijo para ser padre o madre. Y, además, se puede ser huérfano aunque los padres estén vivos. Estas dos consignas se verifican día a día en nuestra sociedad. La violencia juvenil, la obesidad infantil, el consumo creciente de alcohol y drogas entre adolescentes, la adicción a comida chatarra, a la televisión basura, a Internet, a los celulares, los problemas de conducta y aprendizaje, la aparición de enfermedades de adultos entre los niños, las tragedias juveniles (en carreteras, recitales, viajes de egresados), la manipulación publicitaria y mercadocrática de la que son objeto nuestros hijos resultan apenas algunos de los síntomas de un fenómeno que no puede dejarnos indiferentes.
Sergio Sinay, especialista en vínculos humanos, crítico severo del modelo social en ele que vivimos, sostiene en este poderoso alegato que habitamos en una sociedad de hijos huérfanos: el autor adjudica la responsabilidad a los padres y a los adultos en general, los llama a reaccionar, les propone salir del miedo, de la indiferencia y de las excusas para tomar un papel activo en la eliminación de una orfandad que tiene altos costos sociales, espirituales, familiares y emocionales.
Sergio Sinay, especialista en vínculos humanos, crítico severo del modelo social en ele que vivimos, sostiene en este poderoso alegato que habitamos en una sociedad de hijos huérfanos: el autor adjudica la responsabilidad a los padres y a los adultos en general, los llama a reaccionar, les propone salir del miedo, de la indiferencia y de las excusas para tomar un papel activo en la eliminación de una orfandad que tiene altos costos sociales, espirituales, familiares y emocionales.
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