Aunque el apellido no lo atestigüe, los Sevilla Mendoza son una familia sarda. Desde siempre. Y sin perjuicio del carácter de sus predecesores, el grupo actual presenta todos los ribetes de una desopilante disfuncionalidad. Un padre casi ausente, que sueña con vivir en América del Sur; una madre temerosa, que se aterra hasta del brillo de las estrellas; una tía que no consigue esposo y a la que le sobran novios; una abuela que no para de preocuparse y quejarse; un hijo que no ve la hora de huir; una hija que se pregunta por el misterio del amor y que encuentra provisorias respuestas en un erotismo desenfrenado.
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