En esta historia, la realizadora Doris Dörrie contrapone el frío individualismo occidental a la visión oriental de continuidad de la vida. Rudi, esposo y padre de familia, sufre de cáncer pero desconoce su enfermedad. Su esposa, Trudi, una mujer llena de vida, muere repentinamente sin haber cumplido su sueño de conocer Japón. El hombre, devastado por su irreparable pérdida viaja a aquel país donde llega en plena celebración del Hanami, la floración de los cerezos, símbolo de la belleza y de lo efímero.
Majestuosos paisajes alpinos (en sus primeros minutos) se suman a sus pares orientales que enmarcan el resto del relato, haciendo de “Las flores del cerezo” un film de pequeños gestos, pocas palabras, planos detalle y primeros planos que tratan de revelar el alma humana.
Nuestra opinión: n n n n n
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