Luego del final aparentemente feliz de la primera temporada, la casa mortuoria Fisher & Sons se pone aún más depresiva. Involucrados en situaciones mucho más complejas, la matriarca Ruth toma conciencia de su vacío existencial, Claire inicia un lento viaje de autodescubrimiento, David decide vivir abiertamente su homosexualidad y a Nate un diagnóstico médico lo pone peligrosamente cerca de los cuerpos que maquillan en el sótano.
Mitad comedia negra, mitad tragedia todo lo que amó del primer año se potencia en estos trece nuevos episodios, donde incluso la autosuficiente Brenda intentará poner un frente a su adicción sexual. Para reír y conmoverse si solución de continuidad.
Nuestra opinión: n n n n n
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