Con los años se han hecho thrillers de acción con más plata y explosiones, pero ninguno ha conseguido repetir la onda y el ritmo de esta joyita del género. La historia es sencilla: el rascacielos Nakatomi es tomado por terroristas, la ley no puede entrar y el único capaz de salvar el día es el agente John McClane, que estaba dentro por casualidad. Todo está en su lugar aquí: el suspenso, el humor negro, los toques sádicos, la acción. Un acierto del director John McTiernan ("Depredador") y el primer gran papel de Bruce Willis.
Ha pasado tiempo desde que el policía John McClane debió volar un edificio para detener a un grupo de terroristas la noche de Navidad. Sin embargo, ahora, esperando en un aeropuerto a su esposa, descubre que la historia está a punto de repetirse: un comando de mercenarios toma control del tráfico aéreo y exige la liberación de un zar de la droga. Tienen todo controlado, salvo la presencia de McClane. Acción, aventuras y algunas explosiones memorables. Pero las ironías que suelta Bruce Willis cada minuto bien pueden ser lo mejor de la película.
Separado de su esposa y suspendido de su tarea en la fuerza, McClane tiene un problema más: debe enfrentarse a un hombre identificado como Simón, hermano de Hans Gruber, el terrorista al que eliminó en la primera película. El villano amenaza con hacer explotar bombas en distintas zonas pobladas de Nueva York si el policía no coopera con él en un la resolución de una serie de acertijos. Obsesionado por una muy personal sed de venganza, Simón forzará al heroico policía a participar en un juego mortal cuyo tablero son las calles de la gran manzana.
La más pura acción regresa en la última producción de la exitosa saga de Duro de Matar. El Detective de Nueva York, John McClane imparte justicia a la vieja usanza contra una nueva ola de terrorismo que pretende atacar a la delicada infraestructura cibernética de los Estados Unidos. Un abrupto colapso de los sistemas que controlan las comunicaciones y las fuentes de energía, amenaza con paralizar a la Nación entera durante el feriado del Día de la Independencia. Repleta de adrenalínicos efectos especiales, incomparables ocurrencias y explosivos momentos, Duro de Matar 4.0 es la más frenética película del año.
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